Skip to content

Renny Cushing 1952– 2022 in memoriam

Ha fallecido Renny Cushing, uno de los fundadores de la Coalición mundial contra la pena de muerte, en este año en el que precisamente se cumplen 20 años de esa fundación. Renny estaba siempre presente para testimoniar la presencia de hijos de víctimas de asesinato contrarios a la pena capital. Su testimonio era siempre muy impresionante y al suyo se iban sumando otros. Era diputado demócrata en el congreso de New Hampshire y consiguió que se aboliera allí la pena capital Con motivo de su fallecimiento Mario Marazziti fundador de la ONG San Egidio que se ocupa de la pobreza y la solidaridad y también de la abolición de la pena de muerte y mantiene la iniciativa anual de la noche de las ciudades iluminadas contra la pena capital ha escrito el siguiente texto que reproducimos:

 

 

Mario Marazziti.

 ¡Conoce al increíble Renny!

 

“Hacía un frío glacial en el exterior del Glass Palace de Nueva York el 17 de diciembre de 2000. Éramos una pequeña manifestación tras la entrega a Kofi Annan de tres millones de firmas recogidas en todo el mundo por Sant’Egidio, pidiendo el fin de la pena de muerte. Estábamos alli Susan Sarandon, Helen Préjean, Tim Robbins, otros, Renny Cushing, a quien no conocía muy bien, un activista de los derechos humanos.

Siete años más tarde, en 2007, en un momento clave para la adopción histórica de la primera resolución para una moratoria universal por parte de la Asamblea General de la ONU, había cinco millones de firmas de 152 países, de todas las culturas y religiones, que entregamos el día antes de la votación al Presidente de la Asamblea. Estas peticiones rechazaban radicalmente el argumento que había bloqueado todo durante 15 años, a saber, que la moratoria era una imposición de la visión europea de los derechos humanos, un “imperialismo cultural”.

 

El día anterior, cenamos en Nueva York con la hermana Helen Prejean y Renny, que entretanto había fundado la asociación MVFHR, Murder Victims’ Families for Human Rights (Familias de Víctimas de Asesinatos por los Derechos Humanos), junto con otras personas en 2004: “Cuando se mata a un preso del corredor de la muerte, se crean otras víctimas, que son ciertamente inocentes: los hijos, las esposas, los padres, los amigos de quienes son asesinados con premeditación por el Estado”, declaró Renny. “Eliminar al autor o presunto autor sólo añade una muerte más y no tiene nada que ver con la curación del dolor de las víctimas”.

Sabía de lo que hablaba. El 1 de junio de 1988, un vecino, policía jubilado, llamó a la puerta como en otras ocasiones. Pero cuando abrió la puerta el Sr. Cushing, un profesor “progresista” de origen irlandés, que había cuestionado la paliza dada por la policía a una chica detenida cuando iba a una fiesta, abrió la puerta, el ex policía se había convertido en un asesino. Dos disparos en el pecho, sangre en el pasillo y en las paredes. A su manera, un “asesinato político”, una “lección”. Renny es el que limpió su casa de las marcas de este odio. “Antes del asesinato de mi padre, ya había desarrollado un marco de valores que incluía el respeto a la vida y el rechazo a la pena de muerte. Que yo cambiara estos valores y creencias porque mi padre había sido asesinado sólo hubiere dado más poder a sus asesinos, que no sólo me arrebatarían su vida, sino también lo que él me transmitió. Esto también es cierto para la sociedad, porque la pena de muerte nos convierte a todos en asesinos: nos convierte en lo que nos horroriza y aborrecemos”.

 

La muerte no se saciaba: unos años más tarde, el marido de su hermano también fue asesinado. Pero no fue fácil doblegar a Renny. Era entonces capitán del equipo de fútbol del instituto, cuando llevaba largas patillas, un chico inquieto, cristiano comprometido y curioso del mundo que, a los 16 años, había comprado una tarjeta de viaje para cruzar Estados Unidos por carretera. Queriendo ir a Nueva Orleans, acabó en California. “Soy un romántico incurable, un revolucionario envejecido”, bromeó.

Un luchador humano. Uno de esos que quieren cambiar el mundo desde que eran niños y que no pararía hasta su último día, a los 69 años. Generación de gospel y beat. En un mundo provinciano ya tenía pasaporte a los 18 años. Visitó América Latina y, finalmente, Luisiana, donde vio el mismo odio latente que había asesinado a M.L. King en Memphis, Tennessee, en 1968: siempre guardó su foto en su despacho como líder de los demócratas de New Hampshire. Una vez fue detenido cuando él y la Alianza Clamshell marcharon por las vías del tren para detener la construcción de la central nuclear de Seabrook.

 

Pero en su vida acompañando a las familias de las víctimas, diciéndoles que sólo el perdón puede empezar a curar y que sólo la vida puede reparar lo que ha sido destrozado, no se alejó mucho de esta casa verde como la penicilina. “Quedarme en esa casa era la manera de recuperar mi vida. Mis raíces no pudieron serme arrebatadas. Y se transformó. El suelo donde estaban los charcos de sangre de mi padre es donde mis hijas aprendieron a gatear y a caminar. “Un tenaz, Renny.

Así, New Hampshire, un estado republicano cuyo lema es “Vive libre o muere”, abolió la pena de muerte al cuarto intento. Ya había sido abolida por mayoría, pero el gobernador la vetó. Un año después, en 2019, el Senado la aprobó por más de dos tercios de los votos, lo que hizo imposible el veto del gobernador. El senador Ward, un republicano cuyo familiar también había sido asesinado, también votó con Renny. Un hombre con un culto a la amistad y una visión global, respetado incluso por sus adversarios. También habló de la nocividad de su cáncer. Tenía miedo de no poder terminar lo que había empezado. Sin embargo, la abolición de la pena de muerte y la vida son más fuertes porque Renny ya no tiene las limitaciones de tiempo y espacio y la fatiga final de su cuerpo y, como se dice en estos casos, sigue luchando con nosotros. “

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías

Síguenos en redes sociales